Los espacios verdes son áreas públicas o privadas que cumplen un papel fundamental en el paisaje moderno de la ciudad. Favorecen el esparcimiento y la desconexión de las rutinas diarias y además nos permiten estar en contacto con la naturaleza, oxigenarnos y renovar energías.
Dada su importancia, los procesos de diseño, construcción y mantenimiento de jardines debe seguir una serie de pasos que permitan optimizar el uso del espacio disponible y fomenten el cuidado del medio ambiente. A continuación te detallamos dos de estos factores que influyen en la tarea del paisajista:
El terreno
En primer lugar, hay que tener en cuenta las características del terreno sobre el que se desea construir el jardín. Debemos considerar la calidad del suelo, las posibilidades que ofrece para el desarrollo de determinado tipo de flora y en función de ello elegir las plantas que mejor se adapten al entorno.
Las especies
Si el espacio verde está pensado para un uso público, conviene apostar por ejemplares más resistentes porque, por un lado, es probable que las tareas de mantenimiento sean más superficiales y menos constantes que en el caso de un jardín privado. Por otro lado, porque será un espacio más frecuentado y, en consecuencia, recibirá un mayor uso e impacto del ser humano.
Una vez elegidas las especies e ideado el plan de diseño acorde con la ubicación, el último paso será elaborar los planes de mantenimiento y conservación considerando las circunstancias únicas de cada jardín y procurando que tanto las plantas como las instalaciones aledañas se encuentren siempre en buen estado.